miércoles, 7 de agosto de 2013

Un millón de almas después...

Han pasado más de dos años desde la última vez que escribí en un blog como éste.

No creí que volvería a crear alguno, pensé que alejarme de ésto me ayudaría a distraer mi mente de todos los pensamientos de odio hacía mi persona.
Es terrible tener que escribir... que estoy mucho peor que antes.


Han pasado cosas buenas, tengo que admitirlo.
Ingresé a la Universidad, cosa que no creí ser capaz de lograr jamás. Y lo más increíble es, que logré hacer amigos, buenos amigos. Hasta ahora tengo un promedio de 93.7.


Pero cosas malas también han sucedido.
Para empezar, en un año entero no logré encontrar trabajo. Mi papá gana poco dinero, y la única razón por la que he podido seguir estudiando es porque estoy becada en la universidad.


En diciembre del año pasado tuve una recaída grandísima de depresión, y planeé mi suicidio por meses, escribí una carta de 19 páginas y conseguí absolutamente todo lo que necesitaba.
Dos semanas antes dejé de comer por completo, porque estaba muy asustada, pero mi resolución no había flaqueado.
El mismo día, en el que se suponía que debía hacerlo, decidí ir con la psicóloga de la universidad.
Pero ella jamás me preguntó como me sentía ni nada por el estilo.
Llegada la hora, tomé media botella de whisky, pensando que si estaba ebria sentiría menos y dudaría aún menos.

Pero por alguna extraña razón el alcohol hizo lo contrario, y todo me daba risa, estaba demasiado borracha. Cuando desperté, horas después, pude ver el ridículo resultado: dos heridas, profundas pero no letales en las muñecas, y muchísimas más, un poco más superficiales, en el resto de los brazos.

Tercer intento fallido.

No puedo describir con palabras lo patética que me sentí, lo inútil, estúpida, inservible...

Si no fuera por algunos de mis amigos, no creo haber podido soportarlo.


Hoy se cumplen 92 días, en los que no me he cortado la piel.
Por supuesto que no quiere decir que he dejado de hacerme daño por completo.
Ahora he optado por golpear la pared de concreto con los puños hasta que no sienta el brazo o hasta que mis nudillos no aguanten.

Además, y lo que considero lo más importante.
Mi "trastorno alimenticio" ha empeorado. Cosa que creía imposible.

Digo "trastorno alimenticio" porque yo realmente no lo considero así.
Claro que sé que está mal, y que me hace daño, y que estoy diagnosticada con "bulimia purgativa con tendencias restrictivas" (uf que cosa tan larga), pero... no soy flaca, no puede ser un gran problema, ¿o si?


Es mi dieta, mi manera de afrontar las cosas ahora que no puedo sangrarlas.
No puedo hablar con nadie, porque aunque tengo amigas que me cuentan que se cortaban en la secundaria y que solían restringir comidas o vomitar, nunca han dicho algo tan extremo como lo que yo tiendo a hacer.
Y por otra parte, ella parecen haberlo superado, ya que no se niegan la comida ni buscan hacerse daño.
Además algunas presumen públicamente que alguna vez estuvieron delgadas porque dejaron de comer. ¿Pero qué demonios? Si éso fuera realmente serio para ti, no estarías contándoselo a medio mundo.


Pero bueno.

Vuelvo a éste blog porque necesito encontrar personas que puedan comprenderme, porque necesito desahogarme y porque necesito el control que escribir me da.




No se pierdan en la oscuridad.

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